Lunes, 08 Junio 2015 07:50
Lunes, 08 Junio 2015 07:50
En la familia está la solución
Escrito por ALFREDO VARGAS ORTIZ
Cuando se realiza una mirada sobre el actual panorama de la situación de violencia generalizada, corrupción e inmoralidad de nuestro departamento y país, las respuestas son evidentes gran parte de las responsabilidades se encuentra en la célula de la sociedad: la Familia. En ella aprendemos y/o desaprendemos, a ser honestos, respetuosos, tolerantes, trabajadores, o por el contrario, deshonestos, irrespetuosos, intolerantes y flojos. La familia es el centro de enseñanza y aprendizaje más elaborado, más refinado, más adecuado para crecer en el amor al otro, en la valoración del esfuerzo y el trabajo como medio para la superación de la pobreza.
En la familia aprendemos mediante el ejemplo, difícilmente tendremos a un hijo delincuente si los padres son personas de bien, otra cosa es que como padres no entendamos que cualquier acto de tolerancia de nuestra parte frente a la inmoralidad o al actuar antiético de nuestros hijos, se derive como consecuencia el en que estos terminen en el equivocado camino de la delincuencia, de la corrupción, del alcoholismo, la drogadicción etc. Ya lo dice el viejo adagio “Hay que educar con el ejemplo” o como diría Antanas Mockus como si “Una cámara nos estuviera filmando”.
Un gran amigo me comentaba que en Cinemark observó un caso de deshonestidad, un padre se le ocurrió llevar a sus hijos con chaquetas para camuflar golosinas dentro de la ropa y el portero los requiso, y descubrió, la mirada de los hijos hacia el padre eran de absoluto desconcierto y por supuesto la vergüenza se apoderó de ellos. Puse este ejemplo en un grupo de estudiantes y todos dijeron que lo había hecho con hamburguesas y muchos alimentos más y como gran hazaña manifestaron que no había sido descubiertos. Pese a poner el ejemplo a fin de analizar la situación, mi sorpresa fue que todos lo vieron como algo natural y cotidiano, casi que aceptando, sin reprobar aquel hecho como un acto de absoluta irresponsabilidad de parte del padre y como un muy mal ejemplo de lo que debiera hacer con la educación de sus hijos.
En otro caso parecido, un niño participó en las elecciones del Colegio como candidato a personero, elaboró una gran propuesta, para mejorar algunas condiciones en el colegio, la redacto y dio a conocer, esperando que la apoyaron por esta razón, la otra niña candidata vino el día de las elecciones ofreció golosinas y saco una victoria contundente. Lo sorprendente del caso es que esto paso bajo la mirada de docentes que nada hicieron para corregir la situación y en aquel niño correcto quedó la imagen de que nunca será posible hacer democracia si no actúa como su compañerita. Esto sucedió en un colegio, pero por experiencia propia ocurre en la universidad, la ciudad, el departamento y en país, nos quejamos de la corrupción, el clientelismo, la delincuencia, la honestidad, pero poco o nada hacemos por reprobarla y seguimos votando por los mismos o simplemente nos abstenemos de hacerlo, validando este tipo de conductas y permitiendo, como diría Platón “Que las peores personas nos gobiernen”. Gran trabajo hay que hacer por la restauración de la moralidad en la familia, pues si la célula está mal, no podemos esperar que el cáncer deje de corromper nuestra amada patria.
Orgullosamente Docente USCO, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
http://www.lanacion.com.co/
Escrito por ALFREDO VARGAS ORTIZ
Cuando se realiza una mirada sobre el actual panorama de la situación de violencia generalizada, corrupción e inmoralidad de nuestro departamento y país, las respuestas son evidentes gran parte de las responsabilidades se encuentra en la célula de la sociedad: la Familia. En ella aprendemos y/o desaprendemos, a ser honestos, respetuosos, tolerantes, trabajadores, o por el contrario, deshonestos, irrespetuosos, intolerantes y flojos. La familia es el centro de enseñanza y aprendizaje más elaborado, más refinado, más adecuado para crecer en el amor al otro, en la valoración del esfuerzo y el trabajo como medio para la superación de la pobreza.
En la familia aprendemos mediante el ejemplo, difícilmente tendremos a un hijo delincuente si los padres son personas de bien, otra cosa es que como padres no entendamos que cualquier acto de tolerancia de nuestra parte frente a la inmoralidad o al actuar antiético de nuestros hijos, se derive como consecuencia el en que estos terminen en el equivocado camino de la delincuencia, de la corrupción, del alcoholismo, la drogadicción etc. Ya lo dice el viejo adagio “Hay que educar con el ejemplo” o como diría Antanas Mockus como si “Una cámara nos estuviera filmando”.
Un gran amigo me comentaba que en Cinemark observó un caso de deshonestidad, un padre se le ocurrió llevar a sus hijos con chaquetas para camuflar golosinas dentro de la ropa y el portero los requiso, y descubrió, la mirada de los hijos hacia el padre eran de absoluto desconcierto y por supuesto la vergüenza se apoderó de ellos. Puse este ejemplo en un grupo de estudiantes y todos dijeron que lo había hecho con hamburguesas y muchos alimentos más y como gran hazaña manifestaron que no había sido descubiertos. Pese a poner el ejemplo a fin de analizar la situación, mi sorpresa fue que todos lo vieron como algo natural y cotidiano, casi que aceptando, sin reprobar aquel hecho como un acto de absoluta irresponsabilidad de parte del padre y como un muy mal ejemplo de lo que debiera hacer con la educación de sus hijos.
En otro caso parecido, un niño participó en las elecciones del Colegio como candidato a personero, elaboró una gran propuesta, para mejorar algunas condiciones en el colegio, la redacto y dio a conocer, esperando que la apoyaron por esta razón, la otra niña candidata vino el día de las elecciones ofreció golosinas y saco una victoria contundente. Lo sorprendente del caso es que esto paso bajo la mirada de docentes que nada hicieron para corregir la situación y en aquel niño correcto quedó la imagen de que nunca será posible hacer democracia si no actúa como su compañerita. Esto sucedió en un colegio, pero por experiencia propia ocurre en la universidad, la ciudad, el departamento y en país, nos quejamos de la corrupción, el clientelismo, la delincuencia, la honestidad, pero poco o nada hacemos por reprobarla y seguimos votando por los mismos o simplemente nos abstenemos de hacerlo, validando este tipo de conductas y permitiendo, como diría Platón “Que las peores personas nos gobiernen”. Gran trabajo hay que hacer por la restauración de la moralidad en la familia, pues si la célula está mal, no podemos esperar que el cáncer deje de corromper nuestra amada patria.
Orgullosamente Docente USCO, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
En la familia aprendemos mediante el ejemplo, difícilmente tendremos a un hijo delincuente si los padres son personas de bien, otra cosa es que como padres no entendamos que cualquier acto de tolerancia de nuestra parte frente a la inmoralidad o al actuar antiético de nuestros hijos, se derive como consecuencia el en que estos terminen en el equivocado camino de la delincuencia, de la corrupción, del alcoholismo, la drogadicción etc. Ya lo dice el viejo adagio “Hay que educar con el ejemplo” o como diría Antanas Mockus como si “Una cámara nos estuviera filmando”.
Un gran amigo me comentaba que en Cinemark observó un caso de deshonestidad, un padre se le ocurrió llevar a sus hijos con chaquetas para camuflar golosinas dentro de la ropa y el portero los requiso, y descubrió, la mirada de los hijos hacia el padre eran de absoluto desconcierto y por supuesto la vergüenza se apoderó de ellos. Puse este ejemplo en un grupo de estudiantes y todos dijeron que lo había hecho con hamburguesas y muchos alimentos más y como gran hazaña manifestaron que no había sido descubiertos. Pese a poner el ejemplo a fin de analizar la situación, mi sorpresa fue que todos lo vieron como algo natural y cotidiano, casi que aceptando, sin reprobar aquel hecho como un acto de absoluta irresponsabilidad de parte del padre y como un muy mal ejemplo de lo que debiera hacer con la educación de sus hijos.
En otro caso parecido, un niño participó en las elecciones del Colegio como candidato a personero, elaboró una gran propuesta, para mejorar algunas condiciones en el colegio, la redacto y dio a conocer, esperando que la apoyaron por esta razón, la otra niña candidata vino el día de las elecciones ofreció golosinas y saco una victoria contundente. Lo sorprendente del caso es que esto paso bajo la mirada de docentes que nada hicieron para corregir la situación y en aquel niño correcto quedó la imagen de que nunca será posible hacer democracia si no actúa como su compañerita. Esto sucedió en un colegio, pero por experiencia propia ocurre en la universidad, la ciudad, el departamento y en país, nos quejamos de la corrupción, el clientelismo, la delincuencia, la honestidad, pero poco o nada hacemos por reprobarla y seguimos votando por los mismos o simplemente nos abstenemos de hacerlo, validando este tipo de conductas y permitiendo, como diría Platón “Que las peores personas nos gobiernen”. Gran trabajo hay que hacer por la restauración de la moralidad en la familia, pues si la célula está mal, no podemos esperar que el cáncer deje de corromper nuestra amada patria.
Orgullosamente Docente USCO, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
